viernes, 10 de enero de 2014

Diques de madera en la República Checa

Fotografías de Sofía Maura González en las que aparecen unos diques de madera para la retención de sedimentos en pequeños cauces torrenciales. Están situados en el paraje Rudicke Propadani, en la región de Jedovnice Town, cerca de Brno (República Checa). Coordenadas: 49º 20`00.93" N , 16º44`01.06" E.

jueves, 9 de enero de 2014

Leído en la red: "Cuando los teléfonos móviles hacen interferencias con el ciclo del agua"

Artículo de Alberto Vizcaíno publicado en www.iagua.es, participante en el I Concurso de Blogs del Día Mundial del Agua.

En unos días, como cada 22 de marzo desde hace casi dos décadas, estaremos celebrando otra vez el Día Mundial del Agua. A pesar de ser un recurso potencialmente renovable y de los avances logrados en la materia, todavía estamos lejos de garantizar la calidad y el suministro de agua potable a todos los habitantes del planeta. Los nuevos desarrollos y la aplicación de avances, que permiten generalizar la aplicación de técnicas de potabilización y saneamiento, compiten contra las nuevas formas de contaminación y las crecientes presiones sobre el recurso.
Con más de la mitad de la población viviendo en núcleos urbanos, y una marcada tendencia global que en ese sentido, la presión que ejercen las grandes ciudades sobre el medio hídrico requiere de ingeniosas soluciones. Desde los estanques de tormentas, instalados en ciudades como Madrid, que permiten laminar las avenidas y tratar las aguas que arrastran los contaminantes depositados sobre la superficie por el transporte y la actividad cotidiana de la urbe, a actuaciones integrales de gestión de cuencas con una problemática tan compleja como la del río Bogotá en Colombia. A las actuaciones que abordan problemas propios de la configuración urbana de nuestra forma de vida, o los impactos generados por la contaminación intensiva de determinadas cuencas, se les unen nuevas formas de contaminación.
A las actuaciones que abordan problemas propios de la configuración urbana de nuestra forma de vida se les unen nuevas formas de contaminación. Así, elementos básicos de nuestra calidad de vida, como tratamientos fármacos cada vez más avanzados y complejos, acaban de alguna manera en las aguas residuales urbanas, suponiendo un reto para el tratamiento y la descontaminación. Por otro lado, en lugares con un menor nivel de desarrollo, donde los radiofármacos o tratamientos hormonales pueden ser un sueño y donde, afortunadamente, las drogas de síntesis no forman parte del ocio, existen otros retos.
La cooperación internacional ha permitido globalizar buenas prácticas en relación al uso del agua. Cuestiones tan básicas como formas de extracción que garanticen la salubridad del agua destinada a consumo humano, evitando la contaminación de pozos con aguas fecales o excrementos de los animales. O la incorporación de técnicas de saneamiento que ayuden a mantener la salubridad o eviten la contaminación de cauces.
Pero además de las grandes obras de ingeniería que permiten dar tratamiento a las aguas de los ríos más contaminados del mundo, o de las técnicas de construcción de pozos para la extracción segura de aguas subterráneas, seguimos teniendo encima de la mesa grandes retos en relación a la calidad y el suministro del agua. El ciclo integral del agua se ve afectado por fenómenos de sobreexplotación en nombre de intereses monetarios, que no son capaces de valorar el riesgo de agotar un recurso fósil para alimentar una efímera actividad turística. O por procesos de contaminación difusa propios de una intensificación agropecuaria que pone un excedente de producción al servicio de intereses especulativos.
La cooperación internacional ha permitido globalizar buenas prácticas en relación al uso del agua: extracción que garantice la salubridad del agua destinada a consumo humano, incorporación de técnicas de saneamiento. Así, no podemos entender el recurso hídrico ni su ciclo como un sistema aislado. Está clara su interacción con la biosfera, que depende total y absolutamente de agua en cantidad y calidad adecuadas para el desarrollo de las especies que viven en los distintos ecosistemas. Pero ¿cómo afecta al ciclo del agua el progreso tecnológico?
La explotación de minerales escasos requiere, en distintos puntos del planeta, la utilización de grandes cantidades de agua para el movimiento y lavado de los suelos en los que están contenidos. Agua que queda contaminada, como mínimo, con partículas en suspensión, afectando a las poblaciones acuáticas aguas abajo. La minería informal, con un alto impacto sobre el recurso hídrico, es una de las formas de extracción de metales más extendidas a lo largo de todo el planeta. Es la única salida para muchas familias, excluidas del desarrollo urbano y desplazadas de sus formas tradicionales de subsistencia por las explotaciones intensivas que ocupan los territorios que solían habitar. También es la única forma de arrancar de la tierra minerales en concentraciones tan escasas que no resultan atractivas para la minería formal. O en lugares tan recónditos a los que no resulta fácil llevar maquinaria adecuada para una extracción que reduzca el impacto ocasionado. Quizá en espacios protegidos en los que la actividad resulta ilegal y la única manera de sacar el precioso recurso sea infringiendo un daño irreversible. Podríamos estar hablando de las selvas del Congo, los conflictos bélicos, el desplazamiento de población y la desaparición de ecosistemas para especies en peligro de extinción. El impacto de la explotación del coltán está en el imaginario colectivo.
Pero también hablamos de grandes extensiones de selva en Perú. De la minería informal en Madre de Dios, donde el uso indiscriminado e ineficiente de mercurio para amalgamar oro causa la contaminación del agua utilizada en la actividad, los ecosistemas y las personas que pierden su salud para rescatar cantidades de mineral que podrían ser obtenidas recuperando eficientemente los residuos electrónicos que generamos en las ciudades. O que quizá no haría falta extraer si alargásemos la vida útil de nuestros teléfonos móviles y reutilizásemos los componentes de los aparatos eléctricos y electrónicos que son la estrella de nuestra sociedad de consumo.
Esa que, de la mano de la obsolescencia programada, genera toneladas de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos. Chatarra que es exportada, en ocasiones en concepto de ayuda al desarrollo, a países donde acabarán siendo manipulada por la desesperación, en búsqueda de valiosos recursos que nosotros hemos desperdiciado. Donde alguien fundirá cables y circuitos para recuperar parte del metal. En precarios procesos sin el control ni las medidas de seguridad que eviten afecciones a la salud de las personas que los llevan a cabo. Y, nuevamente, contaminando el aire, el suelo y el agua.
Sin lugar a dudas los dispositivos eléctricos y electrónicos también son un gran aliado en el control de la cantidad y calidad del agua. Si ellos no sería posible el muestreo en continuo y el seguimiento centralizado, tanto de los cauces naturales, como de vertidos de alto riesgo o episodios de contaminación accidental. Son parte del avance necesario para hacer posible una realidad más sostenible.
Sin lugar a dudas los dispositivos eléctricos y electrónicos también son un gran aliado en el control de la cantidad y calidad del agua
Una realidad a la que hemos incorporado indicadores, como la huella hídrica, que pretenden informarnos sobre el impacto que causa nuestra forma de vida. No sólo en el entorno inmediato, en ese punto de vertido donde, después de pasar por la depuradora, acaban las redes de colectores y emisarios que alejan de nuestras casas la miseria que tiramos por el retrete. También nos informan de la cantidad de agua que se requiere para mantener nuestra dieta o producir nuestra vestimenta.
Así pues, es responsabilidad de todos y cada uno de nosotros hacer uso de los datos y la información. De esa posibilidad de acceso que nos dan nuestros dispositivos móviles. Observar el mundo que nos rodea y no quedarnos sólo con la satisfacción de cada pequeña meta cumplida. Tenemos que estar al día de las consecuencias de nuestro modelo de vida. Aquí y donde quiera que alguien esté hipotecando el futuro de su descendencia, contaminando el agua con mercurio para extraer algún metal escaso. Ese metal hace funcionar los procesadores que te permiten leer este artículo de opinión en el dispositivo que antes o después sentirás la necesidad de reemplazar por otro en un proceso con un alto coste al ciclo integral del agua. Nos toca ser conscientes y actuar en consecuencia.


http://www.iagua.es/blogs/alberto-vizcaino/cuando-los-telefonos-moviles-hacen-interferencias-con-el-ciclo-del-agua