jueves, 27 de marzo de 2008

Catálogo de materiales base para la repoblación forestal

La Junta de Castilla y León ha creado un catálogo de materiales base para la repoblación forestal, un instrumento básico para realizar repoblaciones con material vegetal con garantía de origen, y especies e individuos adaptados a las condiciones de clima y suelo de la región. Según la consejera de Medio Ambiente, María Jesús Ruiz, el Banco Regional de Materiales Forestales acumula una reserva de 67.000 kg de semilla que podría incrementarse hasta los 100.000 kg. Así mismo, el catálogo puede servir para evitar la entrada de especies exóticas, que a su vez podrían favorecer la entrada de plagas y enfermedades y generar desequilibrios en los ecosistemas. (ICAL, El Día de Valladolid).

sábado, 15 de marzo de 2008

viernes, 14 de marzo de 2008

Xeropaisajismo y oasificación

El agua en un recurso escaso que condiciona la vida y, por ello, limita el establecimiento artificial de una vegetación con fines paisajísticos. Por esta razón, el buen uso de este elemento es fundamental a la hora de diseñar un jardín en zonas con escasez de precipitaciones. Si se deja a un lado el empleo de riego artificial, que siempre requiere de una elevada inversión y un importante consumo de energía, la utilización de técnicas de recolección de agua y de oasificación y la elección adecuada de las especies vegetales a emplear, permite el diseño de jardines de forma sencilla y barata, aprovechando de forma racional y sostenible el agua.
Las técnicas de recolección de agua (water harvesting en la bibliografía anglosajona) consisten en crear estructuras que recojan agua para suministrar un suplemento hídrico a las plantas. La oasificación (neologismo recientemente introducido), apoyándose en estos ancestrales métodos, los mejora tecnológicamente y los amplía, propugnando el establecimiento de una vegetación leñosa que frene los negativos efectos de los procesos erosivos.


Problemas de erosión hídrica en jardines


En concreto, la oasificación consiste en la construcción de pequeñas estructuras de tierra para recoger e infiltrar la precipitación y la escorrentía (y con ella nutrientes y materia orgánica), por modificación de la fisiografía de la ladera; de esta manera se mejoran las condiciones hídricas del suelo y se establece y desarrolla una vegetación leñosa que invierta el proceso de desertificación. Si esta filosofía se está aplicando ya a la restauración forestal, ¿por qué no hacerlo al paisajismo o a la restauración de taludes en zonas secas?.


Oasificación contra desertificación



De hecho, las técnicas de recolección de agua se vienen utilizando en la creación de jardines en zonas secas. Puede ponerse como ejemplo la construcción de los tradicionales alcorques en los árboles de los jardines, que recogen y almacenan el agua de lluvia y en algunos casos también de escorrentía. También son destacables las iniciativas desarrolladas con éxito en Estados Unidos, especialmente en Arizona, en las que se proponen los tejados de las casas como áreas de impluvio (véase el dibujo adjunto), captadoras de agua para suministrarlo a las plantas de los jardines; o el diseño adecuado de los espacios verdes, identificando y creando áreas de impluvio y áreas de recepción, siendo en estas últimas donde se instalan las plantas.




Tradicionales alcorques en un jardín de Granada


En este contexto, Martínez de Azagra y colaboradores (oasificacion.com) han desarrollado el programa informático MODIPÉ, que permite el diseño de sistemas de oasificación, gracias a una simulación hidrológica de la ladera a restaurar, y al cálculo preciso de las disponibilidades hídricas de las plantas. MODIPÉ está especialmente creado para el diseño de repoblaciones forestales en zonas áridas o semiáridas, y sin embargo, es muy útil también para el diseño de restauraciones y revegetaciones de taludes y laderas de jardines, obras públicas y vías de comunicación, en zonas secas.




Portada del programa informático MODIPÉ (oasificación.com)

La xerojardinería es la jardinería propia de las zonas más secas, aunque este término se refiere actualmente a la jardinería autosuficiente, sostenible, que optimiza al máximo los recursos disponibles, especialmente el agua. En la xerojardinería se trata de no “mimar” a las plantas, porque la adaptación a climas secos y la resistencia a la sequía es una cuestión genética y tiene también una parte de “aprendizaje”. Una recomendación de la xerojardinería es la de no utilizar césped en los jardines mediterráneos, porque consume una gran cantidad de agua. Es mejor que se sustituya por un “verde” más sostenible, como el de las plantas tapizantes.
También en Estados Unidos se introdujo la palabra “xeriscape” (que en español se puede traducir por xeropaisajismo). Se trata de un paisajismo en el que prima la conservación del agua empleando sistemas y especies que optimicen y minimicen el consumo de este recurso. Frente al despilfarro de agua, la xerojardinería y el xeropaisajismo proponen unas pautas ecológicas, para crear unos espacios naturales urbanos basados en la eficiencia de los recursos naturales, especialmente del agua. Según sus defensores, un jardín diseñado y mantenido con estos criterios consume una cuarta parte del agua de riego de un jardín convencional.
El origen de la xerojardinería se remonta a las graves sequías ocurridas en el oeste de Estados Unidos en los años 70. Un equipo de expertos del Departamento de Aguas de Denver creó un programa de conservación de agua en jardinería, e ideó en 1981 el término "xeriscape", un acrónimo de "xeros" (seco) y "landscape" (jardín). En 1986 se fundó el National Xeriscape Council, organización sin ánimo de lucro que tiene como objetivo difundir y establecer las pautas básicas de aplicación de la xerojardinería.
Desde la xerojardinería se plantean una serie de consejos para ahorrar agua al máximo:
- Utilización de recubrimientos ("mulching"), que permite reducir la pérdida de agua por evaporación, reduce la erosión y la aparición de malas hierbas, además de proporcionar un buen resultado estético.
- Creación de zonas sombreadas y pantallas verdes, que evitan las pérdidas de agua y atenúan el viento.
- Aprovechamiento del agua de la lluvia, para lo que se recomienda plantar en otoño, si es posible, para que las plantas aprovechen las lluvias de invierno. Así mismo, se deben aprovechar fuentes de agua distintas de la red urbana de abastecimiento (por ejemplo, sistemas de recolección de agua), porque no es necesario que el agua de riego sea potable.



Aromáticas tapizando la ladera de un jardín


Jardín con aromáticas mediterráneas

martes, 11 de marzo de 2008

La palabra es agua

El agua, del latín aqua, “es una sustancia formada por la combinación de un volumen de oxígeno y dos de hidrógeno, líquida, inodora, insípida, en pequeña cantidad incolora y verdosa o azulada en grandes masas. Es el componente más abundante de la superficie terrestre y más o menos puro, forma la lluvia, las fuentes, los ríos y los mares; es parte constituyente de todos los organismos vivos y aparece en compuestos naturales; y, como agua de cristalización, en muchos cristales” (diccionario de la R.A.E.).
Es un compuesto de gran importancia en la cultura y en la filosofía. Tal es así, que la Revista de Occidente, editada por la Fundación José Ortega y Gasset, le dedicó un número monográfico titulado “Los sentidos del agua” (nº 306, noviembre 2006). En este ejemplar, Jorge Lozano lo destaca como elemento vital, que es lo primero en todas las civilizaciones. Por ejemplo, en el primer capítulo del Génesis se dice “haya un firmamento en medio de las aguas, que las esté separando unas de otras”; igualmente en el Corán, aparece que “todo lo que vive en la tierra fue creado por el agua”. También en las civilizaciones egipcias y aztecas el agua es el origen de la vida.
Para Goethe “el alma del hombre se parece al agua”, y para Brodski “el agua es tiempo”. Pero termino destacando lo que nos dice María Zambrano: “la palabra es agua”.
¿Y qué es si no este humilde blog, más que palabra y agua?

Dos blogs interesantes: el de Juanjo Ibáñez y el de Antón Uriarte

Hay dos blogs tremendamente interesantes habitando en la red, indispensables para los que trabajamos en temas medioambientales.
Uno es el de Antón Uriarte (http://antonuriarte.blogspot.com/), un clásico ya sobre el cambio climático, que trata el asunto con independencia y sólidos fundamentos científicos.
El otro es el titulado “Un universo invisible bajo nuestros pies”, que mantiene estupendamente Juanjo Ibáñez (http://weblogs.madrimasd.org/universo/). Lo componen cientos de artículos sobre edafología y temas afines, con exquisito rigor científico y patente valor pedagógico. En este momento se ha convertido en una inevitable fuente de información en materia de suelos, y lugar de referencia para del debate y el contraste de conocimientos e ideas.
Sin duda estas bitácoras son motivo de agradecimiento y felicitación a sus autores. Y desde estas líneas animo a todos a visitarlas y disfrutarlas.

sábado, 8 de marzo de 2008

Desaparecerá el 25 % de las plantas del área mediterránea

Según Osvaldo Sala, catedrático de Biología de la Universidad de Brown (Estados Unidos) y autor principal de la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio (informe encargado por la ONU y elaborado por 1.360 expertos de 95 países), entre un 20 y un 25 % de las especies de plantas del área mediterránea se extinguirán antes del año 2050, ya que estos ecosistemas experimentarán las mayores pérdidas de biodiversidad debido a su sensibilidad a los cambios, especialmente en el uso del suelo.
Los estudios de Sala no predicen lo que sucederá en el futuro, sino que definen caminos alternativos, y para ello identificó los cinco factores más importantes que determinarán los cambios en los ecosistemas: la concentración atmosférica de CO2, la deposición de nitrógeno y la lluvia ácida, la invasión de especies exóticas y los cambios de uso del suelo -la deforestación en los países pobres y la urbanización en los ricos-.
Este último factor, junto a las invasiones biológicas, constituye la mayor amenaza y puede provocar extinciones masivas de fauna y flora en los bosques tropicales y templados.
Fuente: EFE/Diario de Ávila (7 marzo 2008)

viernes, 7 de marzo de 2008

La página oasificacion.com

Lleva ya varios meses funcionando con gran éxito la página www.oasificacion.com, que presenta este nuevo concepto y otras herramientas de restauración forestal en zonas áridas.
La oasificación es el proceso contrario a la desertificación.
No se trata de describir el problema (desertificación) sino de aportar soluciones (oasificación).
Mediante técnicas acertadas de recolección de agua, suelo y nutrientes se puede revertir la desertización, incluso en situaciones extremas.
En esta página web se ofrece una primera herramienta informática, MODIPÉ, que ayuda a tomar las decisiones más convenientes para oasificar, es decir: para restaurar territorios desertizados por erosión hídrica (= por aridez edáfica).
Se dispone de bastante material práctico, técnico y científico que se comparte y facilita a través de la red.
La página la mantiene un equipo de investigadores de la Universidad de Valladolid, Universidad Católica de Ávila, Junta de Castilla y León y Ministerio de Medio Ambiente, entre los que me encuentro.














Oasificación frente a desertificación

Cárcavas en una rambla de Teruel

Introducción a la metodología de diseño de restauraciones forestales FOREST

La repoblación forestal en zonas áridas, semiáridas y secas subhúmedas supone un instrumento básico de lucha contra la desertificación. Con ella se consigue la protección del suelo y la conservación del agua en estas zonas, que superficialmente ocupan unos dos tercios de nuestro país y muchos millones de hectáreas en todo el mundo.

Para que la repoblación tenga éxito, se requiere una preparación previa del terreno, que garantice la satisfacción de las necesidades hídricas de las plantas instaladas en sus primeros años de desarrollo, que suelen ser los más críticos. La preparación pretende mejorar las condiciones del suelo para favorecer la instalación de los pequeños árboles recién implantados. Es decir, es un medio transitorio y necesario para lograr que se establezca una comunidad vegetal ecológicamente estable.

Es preciso dimensionar bien la repoblación en cuanto a tres aspectos fundamentales: el tamaño o volumen del microembalse de agua en el cual se sitúa la planta, la relación entre el área de impluvio y el área de recepción (es decir, el cociente óptimo entre una superficie productora de escorrentía que alimenta a otra receptora de agua) y la densidad de plantación. Estos tres datos cruciales, aunque conocidos, nunca han sido objeto de un estudio exhaustivo en el ámbito de las repoblaciones forestales, sino que más bien se han venido fijando en base a la experiencia del ingeniero o a ciertas recetas bibliográficas dudosamente extrapolables fuera de las condiciones ecológicas donde surgieron.

España tiene una gran tradición y experiencia en la revegetación de laderas degradadas, y ha empleado numerosos tratamientos de preparación del suelo (Navarro, 1977; García Salmerón, 1991, 1995; Serrada, 1993; Pemán & Navarro, 1998). Con la creación, hace más de cien años, de las Divisiones Hidrológico-Forestales se inició la época de las grandes repoblaciones forestales en nuestro país. Su trabajo, aunque no extenso en cuanto a superficie, puede calificarse de ejemplar sobre todo en lo que a la protección contra la erosión se refiere. Sirvan como ejemplos, dentro de ámbitos de aridez, las labores realizadas en las cuencas del Guadalmedina y Guadalhorce (en Málaga) o Andárax (en Almería).

En muchas restauraciones hidrológico-forestales se han empleado técnicas de cosechas de agua. Este término, introducido en inglés –water harvesting- por Geddes (1963), ha sido desde entonces ampliamente utilizado (Boers & Ben-Asher, 1982; Critchley & Siegert, 1991; entre otros) y adaptado a la lengua hispana por Villanueva et al. (1987), Giráldez et al. (1988), De Simón (1990), Martínez de Azagra (1995b), García Latorre (1998), etc. La mencionada técnica consiste en recoger la escorrentía superficial y concentrarla en determinadas zonas, modificando el microrrelieve de una ladera, con la finalidad de conseguir un aporte de agua suficiente para la supervivencia y el correcto desarrollo de las plantas. Con la modificación de la topografía de la vertiente, mediante la creación de alcorques o microembalses bien dimensionados, se consigue incrementar la infiltración, frenando la escorrentía y reduciendo la erosión hídrica.

A pesar de tratarse de un método tradicional con amplias posibilidades actuales, como se ha dicho, hasta hace pocos años no existía ningún modelo hidrológico que resolviera de manera satisfactoria el dimensionado de las estructuras captadoras de escorrentía para su utilización en repoblaciones forestales, sino que se navegaba en el más absoluto empirismo. Es en 1995 cuando aparece, dentro del marco del proyecto LUCDEME (Lucha contra la Desertificación en el Mediterráneo), el modelo MODIPÉ (Martínez de Azagra, 1995b, 1996), que palia en gran medida la carencia señalada. El uso de este modelo se ha ido extendiendo de manera paulatina, tanto en el ámbito universitario (Pemán & Navarro, 1998) como en el ámbito de la gestión forestal, pero aún es bastante desconocido por ingenieros y gestores de montes, pese a su innegable interés. Al mismo tiempo, después de varios años de existencia, se ha constatado la necesidad de incorporar MODIPÉ a un programa más amplio de diseño de repoblaciones forestales, que no se quede en el dimensionado del microembalse –y no sólo utilizando para este fin el criterio de economía del agua-, sino que trate también otras cuestiones importantes como por ejemplo la densidad de plantación. En este sentido, se ha desarrollado una metodología de diseño de restauraciones forestales en zonas áridas y semiáridas, basada en la recolección de agua (Mongil, 2004; Mongil & Martínez de Azagra, 2006), cuyos objetivos son los siguientes:

1) Establecer unos criterios para fijar el dimensionado del microembalse en repoblación forestal de zonas áridas, desarrollando metodologías, según cada uno de los criterios anteriores, que una vez integradas lleven a la determinación del tamaño adecuado del alcorque. Con ello se pretende llegar a una solución óptima, que permita la supervivencia y desarrollo de la repoblación, alterando lo mínimo posible el microrrelieve de la ladera original.

2) Elaborar una metodología para determinar la adecuada proporción entre el área de impluvio y el área de recepción. Es decir, fijar la superficie productora de escorrentía, que provea de agua a la superficie colectora en la que se construye el microembalse y se instala la planta.

3) Plantear las ecuaciones que permitan, a partir de los datos anteriores, calcular la densidad de plantación, que vendrá determinada en gran medida por la relación entre el área de impluvio y el área de recepción.

jueves, 6 de marzo de 2008

Bienvenida

Bienvenidos a todos los lectores de este blog sobre Hidrología y Conservación de Suelos. Mi nombre es Jorge Mongil, soy Doctor Ingeniero de Montes, y profesor de la Universidad Católica de Ávila (España). Los temas que se tratarán aquí serán, principalmente: Hidrología, Hidrología e Hidráulica Forestal, Restauración Hidrologico-Forestal, Oasificación, Restauración de Ríos y Riberas, Caudales Ecológicos, Restauración de le Vegetación, Erosión, Conservación de Suelos y Aguas, Edafología, etc. Espero que éste sea un lugar de encuentro de personas interesadas en estos temas, y que participéis de forma intensa y apasionada.